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El arte existe para ser juzgado. Pero el problema surge cuando se hace sin un conocimiento previo de algún concepto, lo que hace casi inevitable no caer en un mal juicio sin argumentos ni fundamentos.
Si no se tiene una base cognitiva sobre las artes plásticas puede resultar complicado conectar con alguna obra al no considerarse visualmente atractiva. Si valoramos el arte plástico sólo por su estética y no por todo lo que tiene para ofrecernos, caemos en el riesgo de que nos interese poco o nada, y, por ende, perdernos tantos regalos que el arte nos promete.
Por esta razón, antes de rechazar por completo las maravillas del arte, es mejor que sepas por qué es necesario en nuestra vida:
No es fácil recordar todos los sucesos históricos que han influido a la humanidad, pero una buena forma de hacerlo es a través de ciertas obras.
El arte plástico puede llevar al artista a volverse sensible ante distintas áreas y a desarrollarse en otros medios.
A través del arte podemos lograr un autoconocimiento fantástico, aprendemos a identificar pensamientos y, sobre todo, emociones.
Hablar diferentes idiomas; no es una limitante para entender la obra artística, ya que el mensaje se transmite a través de un lenguaje visual que se convierte en universal.
La estética siempre ha sido relativa, aunque también delimitada por ciertos cánones de belleza que se moldean conforme pasan los años y las modas. En un mundo tan marcado por esta última, es difícil separar la concepción de lo bello con aquella que la industria fabrica y trata de vendernos.
Una forma de entender que la belleza es cambiante es al analizar sus diferencias a través de los siglos.